La joven estudiante desaparecida en París por la que toda España estaba en vilo, Natalia Sánchez Uribe, ha aparecido "aparentemente en buen estado de salud", según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores español. Una patrulla de la Policía francesa la encontró "desorientada" en la calle y la trasladó a un hospital donde su padre la reconoció, según la Guardia Civil. Aunque en buen estado, Natalia se encontraba "aturdida".

Ambos progenitores se trasladaron el lunes a la capital gala para conocer de primera mano los avances de una investigación que, finalmente, ha dado sus frutos. Según explicaron fuentes de la Guardia Civil a 20minutos, las autoridades hablarán con la joven para esclarecer las circunstancias de su desaparición cuando salga del hospital y se sienta plenamente capacitada para ello.

Natalia, de 22 años, viajó en septiembre a París para cursar una beca Erasmus –es estudiante de Economía y Empresa en la Universidad Autónoma de Barcelona–. Alquiló un piso en la calle parisina Paul Fort, ubicada en el XIV Distrito de la capital, también conocido como Distrito del Observatorio, pues en esta zona se encuentra el clásico y prestigioso Observatorio de París. Iba a clases a la Universidad Panteón-Sorbona, una de las más antiguas y reputadas del mundo. Pero no estaba del todo cómoda.

Hace un mes, contó a sus amigas que se sentía "perseguida", pero no prestaron mayor atención a los mensajes porque Natalia "se asustaba por todo". El 30 de abril fue la última vez que sus padres contactaron con ella por WhatsApp, según la Guardia Civil. Al día siguiente Natalia se trasladaba a casa de una amiga porque el contrato de alquiler en Paul Fort le caducaba. Tenía varias maletas que trasladar a la nueva vivienda, y cuando estaba regresando a por la última, que aún se encontraba en el antiguo piso, desapareció. Ahí fue cuando saltaron las alarmas.

Sus compañeros de piso fueron quienes denunciaron la ausencia de la joven. Un par de días después, el 3 de mayo, los padres hicieron lo mismo: acudieron a la Guardia Civil de Baleares a interponer una denuncia por la desaparición de Natalia. No se supo nada de ella hasta ayer, y por el momento se desconoce dónde se encontraba ni en qué circunstancias durante ese intervalo de tiempo: desde el 1 de mayo, el día de la mudanza, hasta el día 8, a medio día. Localizarla llamándola al móvil no era una opción, pues este apareció el lunes en un parque dentro de la mochila de Natalia, que también contenía su ordenador portátil.

Tras el hallazgo, la Fundación Europea de las Personas Desaparecidas QSD global –que ha sido la que se encargó de difundir los rasgos físicos de Natalia para facilitar su búsqueda– publicó este miércoles en Twitter el siguiente mensaje: "La aparición de Natalia Sánchez Uribe está suscitando un sinfín de preguntas. Habrá que dar un tiempo a la familia para que recupere la necesaria calma como demanda Inma Uribe, madre de Natalia, quien ha hecho el esfuerzo de grabar este breve mensaje". En él, Inma informa de que Natalia está bien y pide respeto por su "necesidad de sosiego".

Previamente ya habían pedido que este caso no se convirtiese en un "circo". También pidieron que no se difundiesen imágenes y datos de su hija publicados en redes sociales y que se evitasen "especulaciones e hipótesis gratuitas", según indicó Efe.

La Brigada de Represión de la Delincuencia a las Personas –perteneciente a la Policía Judicial francesa– ha sido la encargada de intentar esclarecer esta "desaparición inquietante", según la calificaron. Justo un día antes de que las autoridades diesen con Natalia, la Fiscalía abrió oficialmente la investigación. Sin embargo, desde el momento en que se advirtió de su ausencia, comenzaron a recabar pesquisas. Tomaron muestras de ADN a los padres, interrogaron al entorno más cercano de la joven y fueron pidiendo a la Guardia Civil española que hiciese diversas indagaciones.

El Consulado General de España en París ha sido la institución que más cerca ha estado de los padres de Natalia desde que estos volaron a la ciudad francesa. Asimismo, el Ayuntamiento de Calvià (Mallorca), la localidad en la que residen los padres –aunque la familia es natural de Granada– también se puso a disposición de la familia nada más enterarse de lo ocurrido.